Los problemas relacionados con la alimentación son cada vez más frecuentes en el mundo en el que vivimos.
Por un lado la sociedad ensalza la delgadez como un canon de belleza y de éxito; y por otro, vivimos en una sociedad cada vez más estresada, pendiente de la falsa imagen que se enseña en las redes sociales con cuerpos y logros que poco tienen que ver con el mundo real (“la realidad photoshopeada”).
A esto se le suma la tendencia cada vez más de la sociedad de la inmediatez, la comida rápida y el poco tiempo libre que podemos tener para cuidar nuestra alimentación. En definitiva, recibimos sin darnos cuenta una cantidad importante de mensajes externos que pueden hacer que tengamos una relación negativa con la comida y con nuestro cuerpo.
Nosotros conocemos todos estos problemas y sabemos que son clave a la hora de poder ayudar a superar los problemas relacionados con la alimentación, ya sea de anorexia, bulimia, trastorno por atracón, etc…
Los trastornos de la conducta alimentaria son graves y complejos. La característica principal es que la persona presenta un problema en cómo se relaciona con la comida, su cuerpo y con ella misma. Esto conlleva a un importante sufrimiento emocional, físico e interpersonal.
Por eso, las personas afectas de un trastorno de la alimentación pueden presentar a la vez otras patologías psicológicas como depresión, ansiedad, trastornos de personalidad, etc…Además, es frecuente que tengan grandes dificultades en identificar y reconocer en ellas mismas el trastorno, pudiendo afectar a la relación con los familiares que sí detectan el problema y no saben como ayudarle.
Cada caso es un mundo, no existen casos iguales, ya que depende de muchos factores como la edad, sexo, antecedentes psicológicos, situación familiar…y dependiendo de cada situación la conducta a seguir será diferente.
Mi consejo es consultar con un especialista en salud mental. Es importante orientar cada caso de manera personalizada teniendo siempre en cuenta las diferentes características de la persona y sus familiares.
Suele presentarse con un IMC y peso corporal extremadamente bajo. Además existe un gran miedo a aumentar de peso, por lo que suele acompañarse con conductas de inducción del vómito, toma de laxantes o ejercicio físico excesivo con tal de adelgazar cada vez más. Con el tiempo puede provocar problemas de salud graves que pueden llevar a la muerte de la persona.
Existe un descontrol sobre la alimentación en forma de episodios de atracones y vómitos secundarios a sentimientos de vergüenza y culpa de aumentar de peso. La persona suele mantener esta situación en secreto y no suele pedir ayuda a sus familiares o amigos. Generalmente estas personas suelen tener un peso normal para su estatura y edad.
Las personas con trastorno por atracón suelen ingerir en poco tiempo mucha comida, incluso si no están hambrientas. Es frecuente que el motivo suela ser por estrés emocional. Durante el momento del atracón la persona suele sentir placer y alivio para posteriormente sentir vergüenza y arrepentimiento.
Los factores que influyen suelen ser complejos y variables y pueden deberse a factores emocionales, psicológicos, interpersonales y sociales.
Cada persona es única y diferente en su relación con la comida, por lo que nosotros trabajamos siempre dependiendo de las circunstancias personales y características de cada individuo.
Por eso es importante no trabajar únicamente sobre el trastorno, sino ir más allá e ir a la raíz del problema. Según nuestra experiencia, solo así se consigue la recuperación integral de la persona para posteriormente trabajar en la prevención para reducir al máximo el riesgo de recaída o de desarrollar en el futuro otro trastorno psicológico.
